La atención que
no se presta: de-construyendo el diagnóstico
ADD/ADHA.
Autor: Ps. Carolina
Pautasso
Cierta práctica
clínica presenta la problemática de la desatención del siguiente modo: derivación
por parte de las escuelas de niños con mala conducta - diagnóstico de “déficit
de atención con o sin hiperactividad” = medicación- terapia conductista (
reeducación de la conducta). Dicha combinación parece ser ideal para contentar
a los adultos y ubicar a los niños como "enfermos" a
"tratar" . El medicamento abolirá, entonces, la idea misma de enfrentar
la adversidad.
¿Cómo diagnosticar
ese trastorno cuando todo niño pequeño es desatento e inquieto?
Comencemos a
visibilizar los principales conceptos...¿Que entendemos por atención?
La atención es
un estado en el cual cierta tensión interior en el niño esta dirigida hacia un
objeto exterior. Es un elemento mental que permite no quedar pasivamente
sometido a las incitaciones del contexto. Permite al sistema nervioso no ser
sobrepasado por la infinidad de estímulos que provienen del entorno. (nuestro
mundo interno sería caótico si pudiéramos captar e introducir en nosotros todos
los datos y estímulos del medio).
Atender no es
solamente estar despierto sino tomar privilegiadamente un elemento sobre otros.
Lo que se le
pide a un niño en la escuela es que mantenga por mucho tiempo la atención. Allí
los niños se rigen habitualmente más por la obediencia a normas , que por el
propio deseo. Tienen que deponer sus intereses momentáneos y concentrarse por
un tiempo prolongado en un tema.
Continuando ...
¿que entendemos por aprender?, ¿porque decimos que un niño desatento tiene
dificultades para aprender?
Para poder
aprender, es necesaria la figura de un adulto, presente, constituyente de dicho
aprendizaje. Es el adulto quién va mostrando el mundo al niño, otorgándole
sentido. Presentando los objetos, incentivando la curiosidad; siempre
acompañados de vivencias placenteras.
Si la madre u
otro significativo no puede vincularse
de un modo afectivo con el niño, porque esta en un estado depresivo o
preocupada en demasía por sí misma, si por cualquier motivo ella no puede atender a las demandas
afectivas del niño, será difícil que este signifique al mundo como deseable.
Será difícil despertar en este niño la curiosidad.
Se aprende a
caminar para recuperar al otro amado que se ausenta, se aprende a hablar para
darme a entender con un otro amado, se
comienza a investigar por fractura del narcicismo infantil; el otro
tiene lo que yo no tengo; el otro sabe lo que yo no se. La posibilidad de aprender siempre
implica el reconocimiento de un déficit, de una falta.
Saber, también
implica un deseo de dominio. Dominar aquello que no sé, que puedo
comprender sólo con ayuda de un otro; para
quizás más adelante, previa facilitación, lograrlo solo.
Teniendo en
cuenta estas ideas muy básicas podremos comprender que la desatención no es
homogénea. Que existen distintos tipos de desatenciones según el contexto de
cada niño. Y que sin dudas muchas cosas transitan entre generaciones para que
un niño llegue a ser "desatento e hiperactivo".
Intentaremos
hacer una especie de itinerario, no a modo enciclopédico ni
clasificatorio...sino a fin de intentar visibilizar que es lo que le ocurre a
un niño cuando tiene dificultades para atender...atendiendo a la pregunta
¿porqué un niño no atiende?
Diferentes tipos
de desatenciones:
El varón
terrible:
Quizás los mismos avatares de la sexualidad masculina, que se hacen evidentes
durante la etapa escolar, dificulten que el varón cumpla con las pautas
establecidas por la escuela actual. Muchos niños con déficit de atención, son simplemente sujetos en pelea por un lugar
de hombres. El desorden, las peleas, la rebeldía, el desobedecer son conductas
de búsqueda de mostrarse fuertes. Y en tanto esa lucha es una lucha por el
poder, suele ser mucho mas valorado en los niños el ser el líder del grupo que
el ser buen alumno.
El niño rey: Son niños
que fueron objeto de ser exhibidos,
mostrado como un adorno. Mostrados como lo único que tienen sus padres para
mostrar. Son niños que estan pendientes
de la mirada de los otros, la atención esta puesta en preservarse el lugar en
que confluyen esas miradas. De este modo,
no pueden preguntar ni investigar.
El niño que todo
lo sabe:
Son niños que sólo atienden a lo que les resulta fácil, no hay lugar para pensar
la falta, sienten que se quiebran si algo en ellos se pone a prueba, no toleran
la dependencia de otro, por lo cual no atienden en clase. Si nada que venga de
otro es necesario, no habrá suelo en que posibilitar el aprendizaje. Este disfraz
de seguridad suele ser un modo de defenderse de
carencias importantes.
¿Me quiere o no
me quiere?:
Son niños que ponen especial interés en
intercambios afectivos pero no en relación al conocimiento, parecen
estar en la luna. No están atentos a los contenidos quizás como consecuencia de
una historia en la que el niño tuvo que recurrir a la empatía afectiva para
otorgarle algún sentido a sus vivencias. Para estos niños el amor a sí mismos esta sostenido en
la mirada amorosa del otro. Si esta falta no pueden concentrarse en nada. Si el
niño supone que el amor es algo que puede perder fácilmente, estará pendiente
de las señales amorosas del otro sin poder concentratrarse en otra cosa o se
recluirá.
El niño triste: Los niños que
están en proceso de diferentes duelos (separación de los padres, muerte de un
abuelo o familiar querido, pérdida de un juguete muy preciado, etc.) no puede atender. El duelo implica un trabajo psíquico muy
importante, que consume toda la energía del niño en ese momento. Todo lo que no
tenga que ver con el objeto perdido suele caer afuera de la atención del sujeto
por un tiempo.
El niño que sólo
juega:
Se trata de una desatención por retracción a un mundo fantasmático. Son
niños que retiran la energía del mundo
para depositarla en sus fantasías. Niños
que juegan en clase como si estuvieran en un mundo paralelo. Se refugian en las
fantasías frente a las dificultades de la realidad. Este tipo de desatención,
muestra, sin embargo, un poder creativo y de elaboración de conflictos.
El niño en
alerta permanente : Son los niños atentos a todo, pendientes de todo tipo de
movimiento o ruido, en estado de alerta.
Se trata de una sobre atención, una atención que va de un lugar a otro,
en un zaping permanente. Estos niños
están conectados con el afuera, pero un afuera peligroso, esto podría ser efecto de situaciones de violencia. No pueden
concentrarse por ver toda situación como atemorizante.
Si un niño no
puede atender y concentrarse en uno o algunos elementos, esa energía queda
suelta en su organismo. Y va de un lugar
a otro buscando una descarga. Por tal
motivos, los niños desatentos, suelen ser muy activos.
El movimiento en lugar de producir placer y
descarga de tensión, genera en ellos más movimiento. No pueden detenerse solos,
necesitan de una contención externa para lograrlo, un abrazo, un gesto o palabra
envolvente.
Moverse
impulsivamente es siempre un intento de sacar de sí lo insoportable. Muchas
veces parecen niños que se portan mal cuando en realidad buscan calmar
desesperadamente estímulos internos que los acosan.
Los actos de
impulsividad e hiperactividad también tienen su origen en la más temprana
infancia.
El niño llora,
patalea, grita...nada de ello se modifica si alguien no realiza una acción
específica. Sin un otro con una conexión empática que le permita detectar que
es lo que el niño necesita, y por ende satisfacerlo, el niño queda
"pataleando en el aire" a la espera de algo que lo calme.
Los padres de
estos niños suelen repetir "te vas a golpear"," "lo vas a
romper" como si pudieran prever lo imprevisible, como si lograran
controlar lo incontrolable de sus deseos. "No le puedo sacar la mirada de
encima por si no"... ésta es la
mirada que persiste y toma un cariz persecutorio, sin dar lugar a la palabra.
Cuando esto
sucede, cuando se hace por el niño, porque éste todo lo destroza a su andar,
cuando se prohíbe el movimiento, cuando
se habla por el niño; éste puede quedar
en una posición pasiva ,inmovilizado, o de lo contrario, demostrar que esta vivo a través del despliegue
motriz.
Los adultos
presentan preocupaciones, no siempre
explicitas, son las dificultades para
poner limites, la culpa ante estos, el temor al aburrimiento, la falta de
espacios propios, la falta de tiempo, el apuro, la dificultad de verse como
modelos.
Los niños no
esperan tanto de ellos...Un ambiente que brinde continuidad en el tiempo , que
les posibilite ser ellos mismos a pesar
de los cambios y que trasmita la confianza en la estabilidad de la presencia de
sus padres.
El saberse amado
es fundamental.