martes, 23 de febrero de 2016

¿Cómo actuar frente al enojo?

Pintura de Norma Ascencio -2006
Autor: Ps. Carolina Pautasso

El enojo es la respuesta de una persona ante una situación de decepción o frustración.   
Nos enojamos cuando el deseo; en lugar de realizarse se encuentra con un obstáculo… una promesa incumplida, una decepción de amor, una demora que genera ansiedad , un corte de tránsito cuando estamos apurados por llegar al trabajo; indican que no todo se produce acorde a nuestras intenciones. Lo esperado, puede no ocurrir.
Es por eso que puede entenderse al enojo como una contracara del dolor. En el fondo de cualquier expresión de enojo hallamos dolor y angustia. Justamente una de las funciones del mismo es protegernos contra la angustia.
Ante cada situación de frustración producimos conclusiones reales o fantaseadas acerca de la causa y lo que la generó y evaluamos si existe una situación adversa o no.
El espectro es muy variado. Desde las personas que imaginan que todo lo que les ocurre es a propósito, que existe un objetivo claro y hasta planificado de ser objeto de daño; otras, en cambio, visualizan un destino empecinado en la figura de otro que obstaculiza la garantía de sus logros e intenciones; hasta el sentimiento de   aceptación resignada como quien quiere ir a la playa en el mismo instante en que se larga a llover.
El modo de actuar ante ello dependerá de cada individuo; de las experiencias significativas que haya vivenciado y las herramientas simbólicas con las que cuente.
Ahora bien :¿Cuáles son las formas de actuar frente al enojo?
Lo calmamos:  Ejercemos una descarga a nivel a nivel fisiológico. ( incluye todo lo que implique una acción motriz sin llegar a la violencia física)
Lo suprimimos:  Bajo esta concepción el enojo debe evitarse. Detrás de toda evitación se esconde un temor… a que el ser querido reaccione mal, o el vínculo directamente se disuelva. Produce al respecto cierta calma el experienciar que la manifestación de enojo no implica el punto final de una relación sino que es una parte más de ésta.
La evitación favorece la acumulación de tensión agresiva, hasta el momento en que  “la gota rebalse el vaso, ” se producirá, entonces, una gran catarsis, donde el individuo, tomado por el enojo, no  expresará su malestar actual sino  reproducirá  todos los malestares en su momento “suprimidos” desde el principio de los tiempos.
Lo expresamos: Le hacemos saber al otro el impacto que su acción produjo en nosotros, lo que sentimos a causa de lo que hizo. De este modo nos acercamos a la verdadera motivación; el dolor o frustración sentidos, y nos liberamos de ese enganche que sostenemos y nos daña.
La comprensión de lo ocurrido facilitará la construcción de acuerdos y acciones reparadoras.

Dice un dicho popular que “ hablando la gente se entiende”.  El psicoanálisis dirá que la palabra posee un efecto liberador ya que “el verdadero dolor es indecible. Si puedes hablar de lo que te acongoja estás de suerte: eso significa que no es tan importante. Porque cuando el dolor cae sobre ti sin paliativos, lo primero que te arranca es la palabra” (Rosa Montero)

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